Muchas empresas enfrentan dificultades con sistemas de automatización que carecen de la flexibilidad necesaria para abordar diversos procesos operacionales, lo que en última instancia impide la estandarización global. Adicionalmente, cada terminal hace malabares con múltiples sistemas autónomos que no están interconectados. Todos estos problemas conducen a la necesidad de adiestramiento constante en los diversos sistemas, costosos servicios de atención al cliente y más tiempo utilizado en la supervisión de cada sitio.

Por último, la mayoría de los sistemas de gestión de terminales no aborda procesos manuales como la declaración de aduanas, lo que podría provocar costosos retrasos. Tampoco supervisan la calidad del producto, lo que le obliga a confiar en el controlador y lo deja vulnerable al fraude.